martes, 19 de febrero de 2019

Mallory, Irvine y la Kodak que podría reescribir la historia.

Monte Everest. Con una altura de 8.848 metros por sobre el nivel del mar, este gigante ubicado en la Cordillera del Himalaya, en la frontera entre China y Nepal, es el pico más alto de la Tierra. Largamente estudiado y explorado, el Techo del Mundo es protagonista de innumerables leyendas y proezas. Hombres y mujeres de todo el mundo se han visto convertidos en héroes alcanzando la cima de este coloso y también muchos han sufrido la inclemencia de un territorio que, aún hasta nuestros días, parece resistirse a ser colonizado.
Según los registros históricos, los primeros hombres en alcanzar la cima del Everest fueron, en 1953, el explorador neocelandés Edmund Hillary y su compañero sherpa Tenzing Norgay. Largamente reconocidos y convertidos en héroes, los dos exploradores han enfrentado en numerosas oportunidades un interrogante que, hasta nuestros dias , no encuentra respuesta: ¿Fueron o no los primeros seres humanos en poner un pie en la cima del mundo?. La respuesta de Sir Hillary fue siempre la misma: "Hemos sido los primeros en volver".
Hillary y Norgay luego de su ascenso exitoso.

El largo debate en torno a la primera ascensión al Everest comienza con la expedición británica al Himalaya de 1924. Esta empresa fue la tercera organizada por el Mount Everest Committee de Gran Bretaña, con el objetivo de alcanzar la cima del pico máximo.
Al mando del Genaral Charles Granville Bruce, la expedición incluía entre sus participantes al experimentado alpinista Edward "Teddy" Norton (nacido en San Isidro, Buenos Aires, Argentina), al profesor George Mallory y a un joven estudiante de ingeniería llamado Andew "Sandy" Irvine.
Las dificultades para los expedicionarios comenzaron en febrero, cuando, antes de arribar a la base del Monte, el General Bruce contrajo malaria y debió ceder el mando del grupo en favor de Norton.
Una vez instalado el improvisado campo base, otro mal augurio sorprendió a los aventureros: el lama del monasterio al pie del Everest se encontraba severamente enfermo y no pudo entregarles su bendición a través de la ceremonia budista de la puyá (tradicional ceremonia que los escaladores reciben para garantizar la "protección" divina).
El ascenso comenzó en marzo, eligiendo la única ruta explorada por aquellos días: la de la arista Norte (abierta por Mallory en la expedición de 1921). Se establecieron en la camino tres campamentos: a 5400 mts (I), 6000 mts (II) y el "Base Avanzado" a 6400 mts. Los campamentos fueron sucesivamente abastecidos por un equipo de 150 porteadores durante los meses de mayo y abril. Finalmente para el 21 de mayo de 1924, se instaló el Campamento IV, a 7000 mts, desde el que se realizaría el ataque final a la cumbre.
la misión sufre un duro revés cuando, en un ascenso para abastecer el Campamento IV, una tormenta atrapó al montanista John de Vere Hazard junto con 12 porteadores. Ocho de estos últimos lograron descender al campamento I, pero 4 sherpas debieron ser rescatados al día siguiente por Mallory, Irvine y Somervell.
Los tres expedicionarios resultaron agotados por los esfuerzos realizados en el rescate y debieron retrasar su intento de ascenso.


Los intentos

El 1 de junio de 1924, parte hacia la cima del Everest la primera expedición, compuesta por Mallory y el General Bruce, junto a nueve de los sherpas mejor preparados. Partieron desde el campo IV y ascendieron sin contratiempos hasta alcanzar los 7700 metros de altura, donde los fuertes vientos obligaron a cuatro de los porteadores a regresar. Una vez instalado el campo V y a 8200 metros de altura, otros tres sherpas debieron abandonar, por lo que el ascenso debió ser cancelado sin lograr instalar el campamento VI (último antes de la cima).

Regresando al campo I, los miembros de la malograda expedición se cruzaron con Norton y Somervell que iniciaban e segundo intento de atacar la cumbre. Esta práctica era de lo mas habitual por aquellos días y respondía al hecho de que, al tener casi nulas posibilidades de predecir el clima más allá de la mera observación, se debían aprovechar al máximo las "ventanas" de buen tiempo.
Somervell y Norton partieron junto a seis porteadores y procuraron realizar un avance más lento pero sostenido que sus antecesores. Una vez arribaron al campamento V, dos de los sherpas debieron regresar. Luego de pasar la noche en este campo, los demás partieron para, finalmente, instalar el campamento VI a 8170 metros. 
Los porteadores restantes regresaron finalmente al campamento IV y los exploradores decidieron a las 6:40 del segundo día, partir hacia la cumbre. Con un clima excepcional lograron ascender los primeros 200 metros sin dificultad, solo el hecho de no contar con oxigeno suplementario los obligaba a detenerse a recuperar el aliento.
Norton intentando recuperar
el aliento tomando un té.
Imagen tomada por
Somervell.
Sin embargo, para el mediodía el cuerpo de Somervell dijo basta y este se vió obligado a detenerse. Edward Norton continuó en solitario y logró atravesar por primera vez en la historia el, hasta entonces, conocido como Gran Corredor, el camino justo por debajo de la arista que lleva a la cima, hoy conocido como Corredor Norton. Este ascenso en solitario fijó un nuevo récord absoluto en escalada, alcanzando los 8573 metros, marca que se mantendría imbatible por 28 años.
A sólo 60 metros de alcanzar la cima y con un tramo mas sencillo de escalada por recorrer, Edward Norton decide abandonar su ascenso debido a lo avanzado de la hora. Se reúne con Somervell mas abajo y juntos emprenden el regreso hacia el campamento IV, a donde arriban en total penumbra.

El último intento y el que mayor interés ha generado (y por supuesto el que ha motivado este relato) lo emprenden el experimentado montanista George Mallory (38 años y que sabía que esta era su última oportunidad de alcanzar su sueño máximo) y el joven aspirante a ingeniero Sandy Irvine. A diferencia de sus antecesores, Mallory e Irvine decidieron que emprenderían su ascenso con la ayuda de tanques de oxígeno complementarios.
Plantel de la expedición de 1924. Primeros arriba a la izquierda, de pie:
Mallory e Irvine.
A las 8.40 del sexto día, los aventureros partieron del campamento IV junto a seis sherpas. Hicieron noche en el campamento de avanzada V y el séptimo día partieron hacia el campamento VI (a 8170 msnm). En este punto, los porteadores emprendieron el descenso y dejaron solos a los exploradores. Llevaron en el camino de vuelta un mensaje de Mallory hacia sus compañeros en la base. En este trozo de papel, el aventurero aseguró que esperaban cruzar la arista hacia la cima al día siguiente, cerca de las "8.00 p.m." (interpretado como un error, habría querido decir "a.m.").
Al octavo día, George Mallory y Sandy Irvine emprendieron el ataque final a la cima del Everest a través del acceso Norte. Tenemos certeza de que atravesaron por ese escarpado camino porque la mañana de aquel día el geólogo Odell, que realizaba estudios de suelo en el campamento V, logró divisar a los exploradores a las 12:50, a través de un claro entre la bruma. Aquella fue la última vez que se los vio con vida y, por desgracia, Odell jamás pudo precisar el lugar exacto donde se encontraban, debido a la reducida visibilidad.
Al pasar las horas y luego de cinco horas sin noticias, los compañeros de expedición apostados en el campamento V, realizaron ascensos parciales en busca de Mallory e Irvine. Dejaron mensajes en los campamentos de avanzada y pernoctaron en carpas mientras utilizaban silbatos para guiar a sus compañeros perdidos.
Odell realizó un último e infructuoso intento de búsqueda al segundo día sin noticias. Ya sin esperanzas, envió un mensaje al campamento base, donde le ordenaron regresar.
Pasados cinco días, la expedición se despidió de la montaña, dejando como es costumbre, un montículo de piedras en homenaje a los perdidos.
Irvine y Mallory se transformaron en héroes nacionales en el Reino Unido. Por su parte, el Dalai Lama decidió no otorgar mas permisos para acceder a la montaña y hasta 1933 no habría de organizarse ninguna otra incursión.


Pero ¿y si alcanzaron la cima?

El único testigo
Según Odell, el vio aquel mediodía a los exploradores atravesar justo el segundo escalón anterior a la cima (el mas largo y difícil), lo que hacía muy probable que hubieran alcanzado el objetivo.
El testimonio del geólogo es puesto en duda hasta nuestros días. En primer lugar, porque dados los elementos técnicos disponibles en 1924, resulta imposible creer que se pudiera atravesar aquel segundo escalón en 5 minutos (tiempo durante el que observó Orell).
Además, con el clima reinante aquel día, se cree que dificilmente se podría haber establecido correctamente la posición de los escaladores sin el uso de, al menos, un larga-vista.
Finalmente Odell aseguró en 1986, que jamás estuvo seguro de donde se encontraban Mallory e Irvine aquel día.

En busca de la verdad
En 1933, una expedición encontró el piolet de Irvine y en 1975 un miembro de una expedición china aseguró haber visto el cuerpo de alguno de los dos exploradores.
Ya en 1991, Eric Simonson, encontró algunos tubos de oxigeno utilizados por Mallory e Irvine.
Este descubrimiento, lo impulsó a organizar en 1999, una expedición de bsuqueda de los restos de los protagonistas de la historia.
El 01 de mayo de 1999, a una altura de 8155 msnm, el miembro de la incursión Conrad Anker, encontró el cuerpo de Mallory (increíblemente mientras buscaba el de Irvine).
El cadáver se encontraba boca abajo con los brazo extendidos, probablemente para intentar frenar una caída prolongada. Presentaba una herida importante en la cabeza y una fractura en una pierna.
Se encontró aún atado a su cintura la soga de guía y de entre sus ropas se rescataron un par de gafas (que estuvieran en su bolsillo y no puestas indicaría que descendía de noche), un altímetro y una navaja.
El cuerpo de Mallory, como fue encontrado
en 1999.
Con la nueva evidencia puesta en foco, dos indicios alimentan principalmente las teorías acerca de si Mallory e Irvina fueron los primeros humanos en el techo del mundo: Mallory llevaba consigo una foto de su esposa Ruth, que siempre aseguró que depositaría en la cima de la montaña. La imagen no se encontró entre su ropa. Y la mas importante: los exploradores llevaban consigo una antigua cámara Kodak, con la que registraban su andar y en la que, con toda seguridad, se encontrarían las imágenes de ellos en la cumbre. La Kodak no fue encontrada en el cuerpo de Mallory, ni tampoco abandonada en los campamentos que utilizaron, por lo que se infiere que estaría entre las pertenencias de Irvine.
Para sumar mas suspenso a la historia, la empresa Kodak aseguró, a solicitud de Simonson, que dadas las extremas condiciones de frío y falta de oxigeno presentes en la montaña, la película de ese modelo de cámara sería completamente recuperable.

El interrogante sigue abierto

¿Fueron George Mallory y Andew "Sandy" Irvine los primeros hombres en alcanzar la cima de la montaña mas alta sobre la tierra? Parece que la única prueba para develar definitivamente el misterio y reescribir la historia yace en el interior de una antigua cámara fotográfica, perdida en las entrañas de la misma montaña. Sólo ella, la mole mas alta sobre la tierra, decidirá cuando es momento de develar un interrogante que está próximo a cumplir cien años.





miércoles, 26 de octubre de 2016

Fantasía y realidad: la odisea del Essex

 

En 1851, el ignoto escritor estadounidense Herman Melville publicaba una de mis obras literarias predilectas: Moby Dick. Una novela fundamental de la literatura universal. Una historia que desde muy pequeño me atrajo de forma casi magnética y que, recién en mi adolescencia, descubrí que estaba basada en gran parte en hechos reales.

El relato de la gran ballena, obsesión de un testarudo capitán de navío, está inspirado en la trágica historia del ballenero Essex y su cruce con un gigante cachalote.
El gigante. Dibujo expuesto en la Isla Mocha (CHI), cerca de
donde merodeaba el gran cachalote que hundió al Essex.


El Essex partió del puerto de Nantucket el 12 de agosto de 1819 en un viaje de aproximadamente dos años y medio hacia los bancos de ballenas en la costa de Sudamérica. Al mando del Capitán George Pollard (de 29 años, uno de los mas jóvenes en comandar un ballenero) y con Owen Chase (23) como segundo oficial, el buque tenía fama de ser "afortunado" y asi lo acreditaban sus asombrosas travesías de captura previas.

El método que estos balleneros empleaban para dar caza a los enormes mamíferos era el de utilizar pequeños botes reforzados (el Essex poseía 5 a bordo), en los cuales se ubicaban un grupo de arponeros que atrapaban a los animales. Una vez enganchadas, las ballenas arrastraban la pequeña lancha hasta cansarse y reflotar muertas o exhaustas. De esta forma, eran subidas a la cubierta del barco principal, donde se extraía del animal toda la grasa y carne útiles.

Apenas dos días después de haber zarpado del puerto de Nantucket, el Capitán Pollard y su tripulación se enfrentaron al primer escollo que les demostraría que este no sería un viaje más. Una repentina tormenta, de vientos huracanados e intensas lluvias, azotó la embarcación, provocando una inclinación que casi la hunde. Pasado el temporal el saldo para el Essex fue de un mástil inutilizable y tres de sus lanchas balleneras destruidas. Enfrentado al hecho de volver derrotado a casa, el Capitán decide continuar su viaje y, luego de un lento trayecto de cinco semanas gracias a las averías, logran rodear el Cabo de Hornos y alcanzar el ansiado banco de pesca del Pacifico Sur.
Essex. Descripción manuscrita de la embarcación.
Expuesta en el Whailing Museum de Nantucket.


Los problemas para la tripulación se disiparon tras unas fructíferas semanas de pesca en las tranquilas aguas sudamericanas. Sin embargo, el banco comenzó a agotarse y el Essex todavía no había alcanzado su carga deseada de barriles de aceite. Fue en este momento que llegó a oídos de Pollard y Chase, la historia de un área de pesca con una colonia de ballenas "inagotable", un paraíso para los cazadores en donde podrían llenar las bodegas en tan sólo unos días de captura. Tan idílico paisaje presentaba al menos dos inconvenientes. El primero es que se encontraba en aguas "fuera de los límites", 4600 kilómetros al sudoeste de su posición, en una zona casi inexplorada. El segundo y el que más preocupaba a los jefes de la tripulación, era la fama de caníbales que tenían los habitantes de las numerosas islas que rodeaban el área.

La fiebre y codicia de Pollard y Chase pudo mas y decidieron poner proa hacía este misterioso lugar, realizando primero una parada para repostar en la Isla Charles, en las Galápagos. Dos hechos lamentables ocurrieron durante la estadía en este archipiélago. El primero fue la captura por parte de la tripulación del Essex de casi 400 tortugas autóctonas, que servirían como alimento. El segundo, tuvo como protagonista al marinero Thomas Chappel quien, buscando hacer una broma, prendió fuego a una mata de arbustos (en plena temporada de sequía) que desencadeno un feroz incendio. Algunos de los tripulantes debieron incluso saltar por entre las llamas para escapar hacia la seguridad del mar. El desastre fue tal que, una vez que el Essex dejó la isla, la nube de humo era visible en el horizonte desde cientos de kilómetros. El incendio provocado por Chappel fue tan importante, que se cree contribuyó de manera determinante en la extinción de la rara Tortuga Floreana.
El segundo al mando. Imagen del
primer oficial Owen Chase en su
vejez.


Según los escritos de los tripulantes del Essex, el primer encuentro con un gigantesco cetáceo, se dió mientras navegaban fuera de las Galápagos. Owen Chase se encontraba reparando la lancha ballenera dañada durante el temporal, cuando de pronto observaron como un enorme cachalote (ellos estimaron con una longitud de 26 metros) se posaba, inmóvil, junto al buque . Segundos mas tarde el inmenso animal, blanco como la lana, se sumergió y comenzó a nadar a gran velocidad hacia la proa del Essex. Embistió con fiereza la embarcación en repetidas ocasiones, provocando un peligroso movimiento. En este punto fue cuando el experimentado Chase decidió intentar arponear al mamífero, pero estimó que debido a su gran tamaño y fuerza, mantenerlo atado al barco sólo supondría mas problemas.
El descomunal cachalote albino entonces se alejó, pero sólo para tomar más envión y finalmente asestar un golpe letal a la proa del Essex, provocando un enorme daño en el casco. El ballenero comenzó a hacer agua rápidamente y el Capitán Pollard ordenó entonces abandonar la nave.

Los 22 hombres de la tripulación embarcaron en las tres pequeñas lanchas de caza y pasaron los siguientes dos días rescatando todos los víveres posibles del naufragio. El Essex se hundió a 3700 kilómetros de la costa oeste de Sudamérica, en medio del Pacífico Sur. El territorio conocido mas cercano a su posición eran las Islas Marquesas (1900 kilómetros al oeste). Sin embargo, debido al temor generalizado a la presencia de caníbales, el Capitán decidió poner proa hacia la lejana Sudamérica. Para ello deberían los botes aprovechar los vientos y navegar hacia el sur (unos 1600 kilómetros) para, una vez allí, utilizar los fuertes Vientos del Oeste y navegar otros 4800 kilómetros hacia Sudamérica.

En este punto comienza quizás la mayor odisea de un naufragio jamas documentada. Los pequeños botes de caza no estaban preparados para largas estadías en el mar, por lo que ni bien comenzaron su viaje comenzaron a presentar problemas de flotabilidad y entrada de agua. Los víveres de los que disponían los 22 náufragos eran sumamente escasos. Además, la mayor parte de la comida que habían rescatado del Essex se había mojado, por lo que estaba sumamente salada, algo que sólo contribuyo a aumentar la sed de la tripulación. En tan solo dos semanas los hombres ya habían consumido todas las raciones de esta comida contaminada y, ante la desesperación, habían comenzado a beber su propia orina.

Apenas horas después de que los primeros marineros comenzaran a morir de sed, los pequeños botes tocaron tierra en la Isla Henderson, en el territorio de las Islas Pitcairn, aquel maravilloso enclave al que ya nos hemos referido. De hecho, de haber anclado 167 kilómetros mas al sudoeste, los náufragos del Essex hubiesen recibido la ayuda de los amotinados del HMS Bounty, que ya poblaban Pitcairn.

Los sobrevivientes hallaron en Henderson una limitada fuente de agua potable y se alimentaron a base de aves, huevos, cangrejos y algunas plantas. Sin embargo, transcurrida una semana de su arribo, los hambrientos marineros ya habían agotado los recursos que ofrecía la pequeña isla. El 26 de diciembre decidieron finalmente abandonar el archipiélago antes de morir de hambre y sed.
Henderson. Imagen de la costa de la isla donde
los náufragos encontraron refugio.


El 27 de diciembre de 1920, los sobrevivientes del Essex abordaron sus lanchas, cargaron todos los huevos, aves, cangrejos y agua que encontraron y emprendieron una nueva travesía hacía la Isla de Pascua. Tres hombres Seth Weeks, William Wright y Thomas Chappel (aquel que incendio la Isla Charles) decidieron no arriesgarse y permanecer en la Isla Henderson. Owen Chase les prometió antes de zarpar que cuando llegaran a puerto, enviaría una misión a rescatarlos.

Pasados solo tres días de navegación, los tripulantes ya habían consumido todas las reservas de comida y solo disponían de una ínfima reserva de pan, resabio de lo rescatado del naufragio.

Llegado el 4 de enero de 1921, los náufragos advirtieron que el viento los había arrastrado demasiado hacia el sur, haciendo ya imposible tocar tierra en la Isla de Pascua. Pollard y Chase deciden entonces intentar poner proa hacia la isla de Mas a Tierra (hoy renombrada Robinson Crusoe, en honor a la novela homónima, basada en el naufrago escoces que habito en solitario el archipiélago durante 4 años). La odisea representaba un derrotero de nada menos que otros 2925 kilómetros navegando a través del peligroso Mar del Sur.

Ante la falta de comida y agua, uno a uno los hombres a bordo de las barcazas fueron muriendo.
El 11 de junio, luego de una fuerte marejada, los botes se separaron. El de Owen Chase siguió a la deriva en solitario, mientras que el del capital Pollard y el comandado por Hendricks, pudieron mantenerse juntos sólo un día más.

Al separarse de la de Pollard nunca mas se supo de la embarcación de Hendricks. Tiempo después un bote muy similar fue hallado en las costas de la Isla Ducie (Pitcairn) con tres esqueletos a bordo. Si bien los restos nunca fueron debidamente identificados, puede asumirse que pertenecen a los marineros del Essex.
Odisea. Las rutas tomadas tanto por el Essex, como
por los botes luego del naufragio.


Los hombres al mando de Chase, habiendo ya agotado sus suministros tomaron una decisión determinante el 8 de febrero, día en que el marinero Isaac Cole falleció de inanición a bordo de la lancha. Sin ningún otro recurso disponible, los náufragos comenzaron a consumir el cuerpo de su malogrado compañero. Sin embargo, para el 15 de febrero otra vez el alimento se agotó. Tres días después y casi sin ningún otra esperanza mas que la de sacrificar a algún sobreviviente, la pequeña lancha  de Owen Chase, fue rescatada de las aguas del Pacifico Sur por el ballenero Indian. Sólo tres hombres habían sobrevivido a la odisea: Thomas Nickerson, Benjamin Lawrence y el propio Chase.

El bote al mando del Capitan Pollard, corrió aún con menos suerte que el de Chase. Entre el 20
(día en que agotaron sus suministros) y el 27 de enero de 1921, 4 miembros de la tripulación de la pequeña embarcación murieron (a pesar de que ya habían comenzado a comer los cuerpos de los fallecidos). Para el 1 de febrero, el alimento se había agotado nuevamente y la situación se volvió crítica. Se determinó que se haría un sorteo para elegir quien debía morir (aún conservaban un arma con balas). El elegido fue nada menos que el joven Owen Coffin (17), sobrino del Capitán. A pesar del dolor de Pollard y tras otro sorteo para determinar el ejecutor, Charles Ramsell disparó contra el joven Coffin. Los otros tres tripulantes consumieron su cuerpo para sobrevivir, pero para el 11 de febrero otro mas (Ray) murió. Llegado el 23 de febrero y ya sin ninguna fuente de alimento, el bote con sólo Pollard y Ramsell a bordo fue rescatado por el ballenero Dauphin muy cerca de la costa de Chile. Habían permanecido 93 días a la deriva y estaban casi inconscientes (a tal punto que sólo notaron al Dauphin una vez que su bote choco contra el casco del gran navío). Los dos últimos sobrevivientes habían subsistido royendo los huesos de Coffin y Ray.
El mas joven. Imagen de Thomas Nickerson
de adulto. Era el mas joven a bordo del Essex.


Tanto Chase como Pollard insistieron, al ser rescatados, en enviar ayuda para aquellos hombres que habían permanecido en la Isla Henderson. El buque mercante Surrey, fue enviado en esa misión y para sorpresa de todos,  Seth Weeks, William Wright y Thomas Chappel fueron rescatados con vida, aunque al borde de morir de inanición.

El legado de la historia del Essex es incalculable. La principal muestra de este impacto es la ya mencionada novela Moby Dick. El autor Herman Melville basó este cuento de aventuras en los relatos nada menos que de Thomas Nickerson, aquel joven sobreviviente en el bote de Chase.

El hundimiento y naufragio del Essex combina al menos tres historias que parecen salidas de un libro de ficción. En primer lugar, la increíble fuerza natural de un gigante cachalote, que logra hundir a uno de los mas excelsos buques balleneros. En segundo lugar, la odisea descomunal que siguió al naufragio, en la que cinco hombres lograron sobrevivir a casi 100 días de navegación a la deriva, apiñados en pequeños botes, en el océano mas grande de la Tierra. Por ultimo, la pequeña proeza de aquellos tres que permanecieron en la Isla Henderson, que supieron aguardar pacientemente y rebuscarse para pasar sus días en un diminuto territorio inhóspito y muy hostil.

La historia del ballenero Essex y su tripulación representa una de las proezas mas maravillosas de la historia náutica mundial. Y asi hayan pasado mas de 200 años de análisis y testimonios, sigue pareciendo una novela aun mas inverosímil que aquella escrita por Herman Melville.
Homenaje. Placa conmemorativa ubicada en la puerta
de la antigua casa de Pollard en Nantucket.

martes, 18 de octubre de 2016

Nauru: del éxtasis a la agonía

En los últimos meses he seguido con atención las noticias sobre los lamentables hechos que ocurren en una de las islas que mas interés me ha despertado y sobre la que he investigado largamente. Amnistía Internacional ha publicado hoy el último de sus comunicados sobre la dramática situación de violencia, abuso y violación de sus derechos a la que son sometidos los refugiados alojados en el Centro de Detención que Australia posee en la isla de Nauru.

Pero para comprender esta dolorosa realidad, es necesario sumergirse en la triste historia de este atolón perdido en Micronesia.
La República de Nauru es el tercer estado soberano mas pequeño del mundo (sólo por detrás del Vaticano y Mónaco) y el de población mas reducida (poco más de 10.000 habitantes en sus 21 kilómetros cuadrados de superficie). Esta ubicada en el Océano Pacífico y justo (1 grado) por debajo de la línea del Ecuador.
Nauru. Vista aérea de la isla


Fue poblada originalmente por tribus polinesias y micronesias, hasta ser anexionada en el siglo de XIX por el Imperio Alemán. Derrotados los germanos en la Primera Guerra Mundial, la isla pasó a estar bajo protección de la antigua Sociedad de las Naciones (siempre administrada por sus poderosos vecinos Australia y Nueva Zelanda). Como muchas islas y enclaves del Pacifico, durante la Segunda Guerra Mundial Nauru fue ocupada por los japoneses. Con el final del conflicto en 1945, los nipones se retiraron y el territorio fue nuevamente administrado por Australia, hasta que alcanzó su independencia en 1968.

Aquí es donde comienza la etapa de mayor crecimiento para la República. Una pequeña isla que generaría los mismos ingresos que algunas de las potencias mundiales.
Nauru comenzó por estos años sacar provecho de sus inmensas reservas de fosfato y guano. Para ello creó la llamada Corporación del Fosfato de Nauru, mediante la cual el Gobierno Central de la isla sería el encargado de administrar no sólo las reservas y los contratos de extracción, sino que también los descomunales ingresos que la actividad generaba.
Originarios. Imagen de los aborígenes nauruanos.


Durante finales de la década del 70 la economía de Nauru, basada en la extracción del fosfato, generó remesas que dejaban a la pequeña isla del Pacifico en lo mas alto de los rankings de ingresos per cápita a nivel mundial (llegó a medirse en USD 50.000). El mundo observaba con asombro aquel enclave donde había pleno empleo, salarios altos y educación y salud gratuitos.

Sin embargo, ante el inminente agotamiento de las minas en la diminuta isla, el gobierno nauruano decide emprender una campaña de diversificación de la economía, que comprendía una serie de inversiones millonarias fuera del territorio, a fin de garantizar la rentabilidad futura de los ingresos depositados en el Fondo Fiduciario del Fosfato.

Corría a década del 80 y los primeros conflictos comenzaban a vislumbrarse. Los yacimientos comenzaban a mostrar su agotamiento y la demanda internacional de fosfato y guano comenzó a mermar. Durante estos años y como parte del proyecto de diversificación, El Gobierno de Nauru adquirió propiedades, hoteles y centros comerciales en: Fiji, India, Nueza Zelanda, Filipinas, Estados Unidos, Hawaii, Guam, Reino Unido y Australia (en donde construyó la llamada "Joya de la Corona": Nauru House, el edifico más alto de Melbourne). Convencidos de sus habilidades para los negocios, los administradores del Fondo nauruano incluso invirtieron 2 millones de libras para financiar una obra de teatro sobre la vida de Leonardo Da Vnci. El musical, estrenado en 1993, duró sólo cinco semanas en cartel y aún hoy es calificado como uno de los mayores fracasos en la historia del West End londinense.
Despilfarro. Imagen de la imponente
torre Nauru House en Melbourne.

Entrada la década del 90 la situación financiera de la República de Nauru era preocupante. Su ya cuestionado Gobierno comienza a desprenderse de todas aquellas propiedades para hacer frente a las crecientes deudas. Cabe remarcar que debido a sus limitadisimos recursos, la isla se ve obligada a importar prácticamente la totalidad de sus bienes de consumo. Los ingresos por exportación de fosfato cayeron a fines de los 90 a menos de USD 1 millón y los pagos por licencias de pesca en sus aguas territoriales sumaban apenas USD 3 millones anuales. Si tenemos en cuenta que el presupuesto para importación de bienes básicos era de USD 19.6 millones, nos damos una rápida idea de la profunda crisis en la que estaba sumida la isla.

Desesperados por generar ingresos, la corruptela a cargo del gobierno decide que su mejor opción es la de transformar al islote en un paraíso fiscal a mediados de los 90, pero no en uno tradicional como Suiza o las Caimán, sino en el mas liberal refugio para el lavado de dinero y la criminalidad. Miembros de la mafia rusa inundaron de dolares mal habidos los bancos nauruanos. La necesidad por entrada de divisas fue tal que la República vendía pasaportes nacionales a cualquier persona, de cualquier origen, que fuera capaz de pagar la tasa correspondiente. Este desfalco provocó que Nauru ingresara en la lista negra de naciones que favorecen el lavado de activos (integrada ya por Irán, Norcorea, Cuba, entre otros) lo que generó un bloqueo a la asistencia financiera internacional, vital para sostener su precaria economía.

En 2001, esta nación del Pacifico negoció con Estados Unidos y Australia el cierre de todas las entidades financieras en la isla, a cambio de ser eliminada de aquella lista y de recibir una nueva asistencia monetaria. Para 2004, los isleños se vieron obligados a desprenderse del último de sus bienes en el extranjero: la "Joya de la corona",  el imponente Nauru House fue rematado para pagar a algunos acreedores.

Entrado el nuevo milenio, la política local implementó un nuevo método para generar ingresos. Nauru prestó su voto en la ONU, para el reconocimiento de naciones o territorios incipientes. Apoyó a la República Popular China, luego a China Taipei, a las regiones independentistas de Turquía e incluso a los separatistas prorrusos de Donetsk y Jarkov. Todos a cambio de generosas contribuciones o "ayudas humanitarias".

El último de los intentos por hacerse de dinero fresco comenzó en 2001. Mediante un acuerdo con Australia, Nauru paso a ser parte de la llamada "Solución Pacifico". Este plan otorgaba al Gobierno australiano la potestad de detener a cualquier inmigrante o solicitante de asilo en su país y a enviarlo al recientemente creado Centro Regional de Procesamiento de Nauru. Detrás de este nombre técnico se esconde ni mas ni menos que una prisión, levantada en el ya arrasado territorio de la malograda isla que, una vez mas, aceptaba entregar su soberanía a cambio de algunos millones de dólares que pudieran aliviar su profunda crisis.
Sufrimiento. Miles de refugiados son hacinados en el Centro
de Detención de Nauru


Junto a este lamentable acuerdo, los nauruanos aceptaron la propuesta de eliminar su ya quebrado Banco Central y aceptar como única moneda el dolar australiano.
El centro de detención de Nauru comenzó a ser duramente cuestionado desde su creación y las denuncias por violaciones, torturas y privaciones de servicios básicos se sucedieron hasta su cierre en 2007.

Sin embargo, ante la nueva crisis inmigratoria, en 2012 el gobierno aussie decidió reabrir aquel nefasto Centro. Desde entonces miles de inmigrantes que arriban a las costas de Australia, son llevados contra su voluntad a este campo, en el que permanecen de manera indefinida.
Según testimonios recogidos por Amnistía Internacional, el Centro de Detención de Nauru, carece de los servicios mas básicos, como baños y el acceso al agua potable es muy limitado. Los detenidos son alojados en habitaciones superpobladas, sin distinción de edad ni sexo. Los encargados de la seguridad (administrada por una empresa privada australiana) se comportan de manera agresiva y son miles las victimas que denuncian constantemente abusos tanto sexuales como físicos y mentales.


Atrapados. Miles de inmigrantes son alojados de forma
indeterminada en este campo de refugiados.
Durante 2015 los problemas se agravaron. Ante la falta de capacidad para alojar al creciente numero de refugiados, las autoridades decidieron trasladar a parte de los detenidos a vivir entre la comunidad local. Furiosos, muchos de los nauruanos reaccionan en contra de sus nuevos vecinos y al día de hoy se han denunciado numerosos ataques contra los refugiados y sus familias.

La nación mas obesa del mundo

Mi interés por esta particular isla comenzó en 2012, luego de un articulo periodístico que hablaba sobre la nación mas obesa del mundo. En efecto, Nauru es, hasta el día de hoy, el país mas obeso del mundo. 97% de los hombres y 93% de las mujeres nauruanas son obesos. El indice de personas con diabetes tipo 2 es también el mas alto del globo, con un 71% del total. La isla también ostenta el triste récord de ser el país con la mayor cantidad de muertes por problemas cardíacos y renales.

Según los especialistas, los severos problemas de salud en Nauru se deben a la combinación de dos factores determinantes. En primer lugar y como ya se dijo, se importan a la isla casi el total de los bienes de consumo. Teniendo en cuenta el aislamiento y los tiempos de viaje, es necesario que estos alimentos posean gran cantidad de aditivos y conservantes para soportar el transporte. En segundo lugar, las culturas polinesias como las que habitan Nauru, tienen por costumbre ancestral realizar una suerte de hibernación durante los meses de tormenta y bajas cosechas. Debido a la importante disponibilidad de divisas por la venta de fosfato, los nauruanos se dieron durante décadas el lujo de poder consumir a sus anchas durante todo el año, sin necesidad de restringir su dieta.

La República de Nauru es el mayor ejemplo de como una mala administración puede llevar al desastre a la mas prominente de las economías. La pequeña isla vivió durante tres décadas el maravilloso sueño de tener una fuente descomunal de ingresos. Si bien invirtieron en sectores como educación y salud, los nauruanos jamas desarrollaron ningún tipo de industria duradera, ni invirtieron sus onerosos ingresos en bienes perdurables, aquellos que les asegurarían un futuro luego del agotamiento de sus minas.
A su vez, la comunidad internacional, con Australia a la cabeza, jamas prestaron colaboración con la isla y, en cambio, se dedicaron primero a especular con el dinero de los nauruanos y mas tarde, cuando el fosfato se extinguió, a pisotear y humillar a esta pobre isla del pacifico.
Hoy, Nauru sufre las consecuencias de la corrupción y el desmanejo, auspiciado por las grandes potencias y es testigo del flagelo y la tortura a la que son sometidos miles de refugiados que huyeron de las mas horribles pesadillas en busca de un futuro para sus familias. La otrora hermosa isla presenta hoy un pasaje desolador. Una tierra arrasada por décadas de minería irresponsable.
En Nauru muchos de los refugiados corren con la misma suerte que la pobre naturaleza de la isla, que fue salvajemente ultrajada hasta dejarla exhausta.
Y todo, por unos pocos dolares...

sábado, 15 de octubre de 2016

Donald Crowhurst: pasión, locura y tragedia

La impresionante historia de como un singular ex-miembro de la RAF (Royal Air Force) y aficionado al velerismo, se lanza improvisadamente a la locura de circunnavegar el globo, me ha producido siempre el más profundo asombro. Adentrarse en la vida y sobre todo el final del protagonista de esta historia, es una invitación a descender a los lugares mas obscuros del subconsciente y a explorar los límites de la conducta humana y sus, a veces, trágicas consecuencias. 

Donald Crowhurst nació en 1932 en Ghaziabad, en las Indias Británicas. Tuvo una infancia tumultuosa, en primer lugar, debido al hecho de que fue criado como una niña hasta la edad de 7 años, gracias al fuerte deseo de su madre de criar una hija. En segundo lugar, su niñez se vio influenciada por la mudanza de su familia a Inglaterra y el hecho de que, debido a una mala inversión de los fondos por parte de su padre, su familia se vio sumida en una fuerte crisis financiera, que concluyó con la muerte de su progenitor en 1948. El joven Donald debió entonces abandonar sus estudios e iniciar un aprendizaje de cinco años en un Establecimiento de la RAF. En 1953 fue comisionado como piloto. Sin embargo, y por razones jamas aclaradas, sólo un año después fue dado de baja en la Fuerza Aérea y asignado al área de Mecánicos e Ingenieros. Los problemas para Crowhurst continuaron cuando, en 1956, abandonó definitivamente la Armada luego de un incidente disciplinario. 

Tras su etapa militar, se instaló en Bridgewater, donde inició un pequeño negocio de electrónica llamado "Electron Utilisation". Crowhurst creó y comercializó con cierto éxito por aquellos años un sistema de radio llamado "Navicator", que permitía a los navegantes captar las frecuencias tanto de marineros como de aviadores. Paralelamente, se involucró activamente en la política local e incluso fue elegido para el Consejo Municipal de su ciudad por el Partido Liberal.

A pesar de su relativo y momentáneo éxito, para 1968, la situación financiera de Donald y su pequeña empresa era muy delicada. Al borde de la bancarrota, el aventurero encuentra lo que creyó era la última posibilidad de salvar su empresa. El reconocido periódico Sunday Times, comenzó a organizar una carrera de yates para circunnavegar el mundo, sin escalas, con un premio para el ganador de 5.000 libras, dinero con el que Crowhurst estaba seguro que lograría salvar su malograda firma.
Donald Crowhurst, un inexperto navegante (sólo realizaba breves recorridos en bote los fines de semana), convenció a varios empresarios, sobre todo al influyente Stanley Best, de que era capaz de salir victorioso en una carrera, a bordo de un trimarán, alrededor del globo y en solitario.
El aventurero. Crowhurst posando para una revista
de la época a bordo de su barco. Septiembre de 1968
Una vez conseguidos los fondos necesarios y a pesar de la constante negativa de su esposa Clare, el marinero, con la ayuda del experto John Eastwood, construyó un trimarán en tan sólo cinco meses. El barco, nombrado Teignmouth Electron (la primera parte por la ciudad inglesa homónima que financio parte de la construcción; la segunda en honor a su casi extinta compañía), presentaba severas deficiencias. Sólo al probarlo en el agua presentó filtraciones y fallos mecánicos severos, como roturas en el generador e intermitencias en el sistema de comunicaciones. A pesar de las dificultades y ya convertido en una celebridad nacional, Crowhurst se negó a resignar su sueño y partió improvisadamente en la aventura el 31 de Octubre de 1968, último día permitido para zarpar por las reglas de la organización de la Sunday Times Golden Globe Race. Más tarde se supo que el protagonista había hipotecado incluso su casa para poder costear su expedición.


Momentos de euforia. Donald junto a su mujer Clare.
De fondo, el Tignmouth Electron. 1968
El Teignmouth Electron partió aquella mañana de Inglaterra y en seguida comenzó a presentar problemas severos. En las primeras semanas sólo alcanzaba la mitad de la velocidad prevista, por fallos contantes en el sistema de propulsión. Según la bitácora rescatada de su bote, a un mes de navegar Donald ya se otorgaba un 50 por ciento de posibilidades de terminar la carrera. Para los meses de noviembre y diciembre su situación era ya mucho mas preocupante. Muy relegado en la competencia y sin posibilidades de cruzar hacia el Pacífico, nuestro navegante toma una decisión determinante. Enfrentado al hecho de abandonar la competencia y sufrir la humillación y bancarrota que le esperaban en Inglaterra, se determina a permanecer vagando en el Océano Atlántico y comenzar a escribir, en paralelo, una bitácora falsa de sus supuestos avances y, a la vez, entregar reportes de radio erróneos y cada vez mas infrecuentes. 
Crowhurst presumía que, si llegaba en los últimos lugares de la competición, su bitácora no sería analizada con detenimiento y se asumiría, a su regreso a Gran Bretaña, que su recorrido fue veraz.

Sin embargo, sus planes se frustraron hacia mayo de 1969. Tres de los mayores competidores de la carrera se habían visto obligados a abandonar, por lo que dejaban a Donald en un supuesto lugar de privilegio para ganar la Golden Globe. Esta noticia devasto al oriundo de las Indias Británicas, pues asumió que siendo el supuesto ganador, sus anotaciones serian severamente chequeadas y su engaño sería descubierto.

Siempre según su cuaderno de notas real, para junio de 1969, el capitán del Teignmouth Electron, continuaba vagando por el Atlántico sur e incluso se había detenido en Sudamérica para realizar reparaciones (algo prohibido por las reglas de la carrera).

En este punto Donald Crowhurst comienza su deterioro mental mas pronunciado. Sus anotaciones revelan ya una profunda disociación con la realidad, llevándolo a un estado de delirio en el que comenzó a mezclar reflexiones sobre la condición humana y posibles salidas de su preocupante situación.

El Teignmouth Electron ceso las comunicaciones por radio el 29 de junio de 1969. Las entradas en el cuaderno del Capitán sumaron desde esa fecha mas de 25.000 palabras, vagas e incongruentes. La última entrada de Crowhurst en su anotador data del 1 de julio de 1969. Nunca mas se supo del aventurero británico.

El trimarán fue encontrado navegando a la deriva por el buque RMV Picardy, el día 10 de julio de 1969. Sin rastros de su capitán, se rescataron de la embarcación tres bitácoras: una de datos falsos, una de registros de radio y la ultima que contenía las revelaciones sobre el intento de engaño y las escalofriantes reflexiones que llevaron a concluir, hasta hoy, que el malogrado Crowhurst recurrió al suicidio.
Tras la noticia de la desaparición del aventurero se organizaron infructuosas búsquedas. El ganador de la Sunday Times Golden Globe Race, Robin Knox-Johnson, dono su premio de 5.000 libras a la familia del desaparecido.

El Teignmouth Electron

La ciudad de Teignmouth propuso exponer el trimarán en un museo, a fin de generar ingresos para Clare Crowhurst y su familia, sin embargo la idea nunca se materializó.
El Teignmouth Electron fue remolcado primero hasta Miami y mas tarde hacia Jamaica. Una empresa de las Islas Caimán compro finalmente la embarcación en los 70´s, para mas tarde venderlo al empresario y navegante George McDermott. 
El nuevo dueño intentó utilizar el trimarán, pero debido a su extraño diseño se vio obligado a estacionarlo de forma permanente en la playa. Sus proyectos de restaurar la embarcación jamas se llevaron a cabo.


En 2006 y luego de 35 años de abandono en la playa de Cayman Brac y de haber sido azotado por fuertes tormentas, el Teignmouth Electron, fue adquirido por un artista americano quien intentó ponerlo en forma. Sin embargo el huracán Paloma que azotó la isla en 2007 frustró sus planes y el triste celebre barco fue destruido casi por completo.
Acompañan a esta nota las ultimas imágenes obtenidas de las ruinas del Teignmouth Electron (la mas reciente data del 2011) sobre las playas de Cayman Brac.


El Teignmouth Electron luego del huracan Patricia, en 2009
Esta historia de aventura, tragedia y locura fue objeto de varias investigaciones y dramatizaciones. Recomiendo especialmente el documental Deep Water, de 2006.

La vida y obra de Donald Crowhurst quedarán para siempre inmortalizados en el inconsciente de todos aquellos quienes gustan o se lanzan a las aventuras mas extremas. También representan los peligros que comprende llevar nuestro físico y sobre todo nuestra mente, mas allá de los limites.
Resulta sin embargo muy lamentable como no se ha hecho un trabajo serio por conservar tan importante recuerdo de esta maravillosa historia como era el Teignmouth Electron, dejándolo olvidado a su suerte y condenado a la destrucción total.


Destrucción total. Imagen de los restos del trimarán en 2011.

viernes, 14 de octubre de 2016

De la barbarie a la civilización

Julio Verne escribió una larga serie de cuentos y novelas de aventuras. Calificado como un visionario, muchas de las fantasías del brillante novelista francés las vemos hoy materializadas (ejemplos como "De la Tierra a la Luna o "Veinte mil leguas de viaje submarino"), sin embargo hay una de sus historias que se encuentra basada en su totalidad en hechos reales. Esto se encarga de aclarar el mismo Verne al inicio de la novela a la que referimos: "Los amotinados de la Bounty". La historia de como un violento motín da lugar a una nueva civilización, en uno de los lugares mas inhóspitos de la tierra: las Islas Pitcairn. Si gustan de las novelas de aventuras o quizás han visto satisfecho su gusto por la fantasía con algún relato de marineros y piratas, la historia de estas islas los atrapará, con la saliente diferencia de que en esta oportunidad se trata de un relato veraz y con consecuencias que perduran hasta nuestros días.

Las Islas Pitcairn fueron descubiertas por primera vez por el navegante portugués Pedro Fernandez de Quiroz, quien al servicio de la corona española, recorrió en 1606 dos de las cuatro islas que componen este archipiélago ubicado en la Polinesia. Durante su estadía, los ibéricos pudieron constatar restos de alguna civilización oceánica, que hoy sabemos habitaron la zona entre los siglos XI y XV y que quizás por el colapso de la cercana isla de Mangareva (devastada a finales del siglo XV) con la que comerciaban, se vieron condenados a la desaparición.

Como muchos enclaves avistados por aquellos años, Pitcairn fue rápidamente olvidado debido a su escaso valor comercial y estratégico.

Las Islas Pitcairn, Henderson, Ducie y Oeno, como oficialmente se las conoce, fueron redescubiertas en 1767 por el buque inglés HMS Swallow, capitaneado por Phillip Carteret. Se las nombro de esta forma en honor al marinero Robert Pitcairn, el primero en avistar el archipiélago.
Hasta aquí la historia parece la de cualquier territorio colonizado durante el siglo XVI, sin embargo en 1790 una serie de sucesos dramáticos, darán un giro hacia lo novelesco, trayendo a la realidad alguna de aquellos cuentos fantásticos que citábamos al inicio.

El relato comienza en 1787. El 23 de diciembre de aquel año zarpó del puerto de Spithead el buque HMS Bounty, un barco adquirido por la Royal Navy para el transporte de cargas entres sus colonias. Con una tripulación de 44 hombres y comandado por el capitán William Bligh, el buque partió del estuario del Río Támesis con un objetivo claro: transportar una enorme carga de árboles de pan desde Tahití hasta las colonias en el Caribe, en donde estos servirían para mitigar la fuerte hambruna que padecían los esclavos de las plantaciones. La hoja de ruta marcaba que el navío debía atravesar el Cabo de Hornos para, así, rodear América y llegar hasta las islas de La Sociedad, en la Polinesia Francesa. Sin embargo, fuertes temporales y vientos que soplaban en contra de la dirección que debía tomar la nave, obligaron al Capitán Bligh a retornar al Atlántico, para, finalmente, fondear el 25 de octubre de 1788 en Tahití.

Retrato de William Bligh

Esta no sería una simple parada para el HMS Bounty y su tripulación. La estacionalidad del árbol de pan, obligaba a los ingleses a permanecer cinco meses (Verne asegura que fueron seis) en la isla, a fin de aguardar el tiempo propicio para trasplantarlos.
El histórico motín del Bounty comienza a gestarse durante esta estadía. En Tahiti, los tripulantes, que venían siendo duramente sometidos por el implacable Capitán Bligh, encontraron la oportunidad de liberar todos sus instintos y satisfacer todos sus deseos. La amabilidad de los isleños, el paisaje paradisíaco y, sobre todo, la belleza de las mujeres locales, hicieron sentir a los marineros en un verdadero paraíso.


Enorme fue la decepción de la tripulación el 4 de abril de 1789 cuando, tras cargar 1501 arboles de pan, el Capitán Bligh obligó a todos a retornar a la nave y se echaron a la mar.

El descontento entre la tripulación ya era muy pronunciado y terminó por explotar cuando Bligh acusó a uno de sus hombres mas experimentados abordo, el oficial adjunto al segundo Fletcher Christian, de haber robado algunos víveres. Preso de la ira, Christian organizó junto a unos pocos miembros de la tripulación un motín. En la madrugada del 28 de abril, un grupo de hombres armados con mosquetes tomó por sorpresa al Capitán Bligh y sus segundos (Verne realiza una transcripción de los diálogos extraída de diarios de la Marina Inglesa) y lo despoja del mando del Bounty.
Luego de largas deliberaciones, Christian  junto a sus pocos seguidores, deciden que la mejor opción es ubicar al derrocado Capitán en una chalupa (bote utilizado para desembarco) junto a sus hombres mas fieles y echarlos a la deriva. Un problema para los rebeldes fue haber sobredimensionado el alcance del motín. Mas de la mitad de la tripulación optó por subirse a la chalupa con su Capitán. Finalmente fueron dieciocho los tripulantes que acompañaron a Bligh, en un bote preparado para un máximo de diez. A los abandonados se les permitió llevar agua y comida para sólo cinco días, asi como también instrumentos necesarios para la navegación. 

A las 8 de la mañana fueron abandonados en medio de océano, en cercanías de la Isla de Tofua. La odisea emprendida por el Cpaitan Bligh y sus hombres en esa pequeña lancha de 7 metros hasta llegar a la actual Malasia, constituye una de las hazañas mas maravillosas de la historia náutica, y en alguna entrada próxima nos adentraremos en esta epopeya casi inverosímil.

Rutas. En verde la ruta seguida por Bligh en la chalupa.
En amarillo, la ruta del Bounty con Christian al mando.
En rojo, la ruta original del Bounty al mando de Bligh.

Christian tomó entonces el mando del HMS Bounty y puso proa finalmente hacia Tahiti, arribando al puerto de Matavai el 6 de junio de 1789. Su plan era claro, primero debería deshacerse de todos aquellos miembros de la tripulación que no estaban a favor de su rebelión, pero debieron permanecer en el Bounty a falta de espacio en la chalupa. En segundo lugar, el nuevo Capitán sabía que la Royal Navy emprendería, en cuanto tomara conocimiento de los hechos (en 1789 no había forma inmediata de comunicación posible), una caza a gran escala para dar con él y el navío secuestrado, por lo que debía conseguir asentarse junto a sus hombres en algún lugar recóndito o de difícil acceso.

Los amotinados escogieron la pequeña Isla de Tubuai. Un archipiélago rodeado, salvo por un pequeño canal, de arrecife de coral. Ideal para la defensa.
Christian decidió entonces, luego de fondear en Tahiti, recolectar víveres y sobre todo, bellas mujeres y hombres para trabajar la tierra. Engañando a los jefes locales con una supuesta amistad con el ya difunto Capitán Cook, el nuevo comandante del Bounty partió hacia Tubuai con mas de treinta hombres y mujeres tahitianos. Este fue su primer intento por establecer una comunidad nueva. Sin embargo, la mala relación con las comunidades autóctonas de la isla de Tubuai, provoco un conflicto sangriento que acabo con la vida de mas de sesenta hombres.

Los miembros del Bounty decidieron huir entonces hacia Tahiti nuevamente, a donde arribaron el 22 de septiembre. Allí los jefes locales se habían anoticiado de la muerte de Cook tiempo atrás, por lo que supieron que Christian los había engañado.
Ante el descontento local, el rebelde comandante decidió organizar una fiesta en el Bounty, la noche de su arribo. Hizo embarcar a un gran numero de mujeres tahitianas y, en medio de la noche, corto las amarras del buque y huyó nuevamente, dejando atrás a quince miembros de la tripulación que prefirieron probar suerte en Tahiti.
Muchos de aquellos hombres dejados en la isla fueron mas tardes capturados por las sucesivas misiones inglesas enviadas a recuperar el Bounty. Sin embargo, ninguno de ellos supo revelar a donde habían huido Christian y sus secuaces junto con su grupo de tahitianos secuestrados.

Veinticinco años pasaron sin tener noticia de lo ocurrido con el HMS Bounty, ¿se habría hundido?. 

Las respuestas llegaron cuando en 1814 dos buques de guerra ingleses, que al mando del Capitán Staines se encontraban explorando Oceanía, divisaron la casi ignota isla de Pitcairn. Se conocían muy pocos datos de este archipiélago casi inexplorado, sin playa y con forma de cono rocoso. Por este motivo la sorpresa de Staines fue mayúscula cuando observó un pequeño bote aproximándose a la nave. Y casi se desvanece cuando uno de los nativos a bordo del mismo le pidió, en perfecto inglés, que le acercara la escalera para abordar.
La historia que este muchacho local contó al capitán, es lo que hace de Pitcairn un lugar mágico. De nombre Fletcher Christian, el joven aseguró ser el hijo del ya famoso rebelde. Sostuvo que su padre, junto a veintiocho tripulantes y sus rehenes, huyeron aquella tarde de Tahiti, hacia esta isla olvidada, que incluso tenía su posición cartografiada erróneamente. Al desembarcar, desguazaron el HMS Bounty y lo incendiaron.

Durante estos 25 años las disparidades entre la comunidad habían provocado fuertes choques, que concluyeron con todos los hombres tahitianos muertos. Para 1794, solo cuatro de los amotinados sobrevivían e incluso Christian había sido asesinado. Todo empeoró cuando uno de los marineros descubrió la forma de elaborar una bebida alcohólica a partir de una raíz local.

Adamstown. Imagen de la pequeña comunidad de Pitcairn.

Para 1800, Jhon Adams era el ultimo de los amotinados del Bounty que sobrevivía. Junto a una docena de mujeres y mas de 20 niños.
El punto de quiebre, contó el joven hijo de Christian, llego en ese momento. Quizás la culpa, llevo a Adams, de entonces 36 años y cansado de la violencia y la muerte. a transformarse y empezar a trabajar para la pequeña comunidad. Utilizó algunos libros de la vieja biblioteca del Bounty para organizar lecciones para los niños y la Biblia para enseñar religión. Pronto devino en una suerte de rey Pitcairn. Para 1814, el año del redescubrimiento de la civilización de la isla, ya residían allí 46 adultos y una treintena de niños. Las reglas en la comunidad eran sencillas. No existía el dinero y todo allí se negociaba a través del intercambio. Cada hombre y mujer trabajaba para el bien común y los matrimonios se realizaban solo si el hombre podía proveer una porción de tierra desmontada para alimentar luego a su familia.
Sin saberlo, Adams cimentó las bases de una de las comunidades mas aisladas que aún sobreviven hasta nuestros días.


Pitcairn hoy


Hoy, doscientos años mas tarde, los descendientes de los amotinados del Bounty siguen poblando la isla. La comunidad alcanzó su pico de población con 233, pero un posible colapso por falta de recursos obligó a gran parte a emigrar a la Isla Norfolk (cuatro veces mayor).
Como Territorio Británico de Ultramar, las Islas Pitcairn, Henderson, Ducie y Oeno, se encuentran en observación bajo el Comité de Descolonización de la ONU.

Adamstown, el único asentamiento de Pitcarin, cuenta en la actualidad con una población de 43 personas (gran parte de su población emigra a Nueva Zelanda) y 10 profesionales extranjeros que se rotan para trabajar en el lugar. Existe una Iglesia de Adventistas del Séptimo Día (la que mas adeptos posee) y, como dato de color, ha sido, en 1838, el primer territorio en aceptar el sufragio femenino.

Hoy, Los descendientes de los amotinados siguen habitando
la isla.


Dos sucesos pusieron en los últimos años el ojo sobre Pitcairn. El primero, muy desafortunado, fue la acusación y condena a varias autoridades y residentes de la isla, por corrupción de menores. A pesar de que se trata de un delito de lo mas aberrante para el resto del mundo, en la isla es una practica mas que común que las mujeres de temprana edad asuman su vida adulta. La endogamia es también un factor muy recurrente en el lugar debido al muy reducido numero de pobladores.
El segundo hecho tuvo lugar a partir de 2012. Debido al dramático descenso de la población, que como dijimos escapa hacia Nueva Zelanda en busca de oportunidades, el gobierno local comenzó una campaña de repoblación. Se ofrece a cualquier ciudadano del mundo que, sólo o con su familia, emigre hacia Pitcairn,  un terreno para trabajar. Antes de que se lancen a la aventura, es necesario aclarar que se trata de una de las islas mas remotas de la Tierra, a donde solo se puede arribar en un buque carguero que llega a la isla una vez por semana. La atención medica es muy limitada, aunque en los últimos años se han realizado grandes mejoras en cuanto a telecomunicaciones e infraestructura.



Pitcairn nació como una aventura empujada por hombres que perseguían el sueño de vivir en un paraíso. Para alcanzar su objetivo se valieron del delito y la violencia, por lo que el destino quiso que asi alcanzaran la muerte a temprana edad. Sin embargo, uno, solo uno de aquellos rebeldes, John Adams, logró salvar su alma a tiempo y apostó por ayudar a su pueblo y con ello creó el mayor ejemplo de superación de la adversidad que se haya visto jamas en una comunidad. Los residentes de Pitcarn vencieron al aislamiento, las diferencias culturales, la escasez de comida y hasta un olvido de 25 años por parte del resto de la humanidad.

Este terruño perdido en Pacifico Sur nos demuestra que si se trabaja para el bien común, es posible vivir en comunidad y en paz.

martes, 11 de octubre de 2016

Descubriendo historias

A veces la necesidad por conocer se vuelve incontrolable. De niño cada vez que conocía un nuevo objeto, lugar o personaje dedicaba largo rato a ahondar en los pormenores del nuevo descubrimiento. A veces mis inquietudes no se veían satisfechas (en muchas oportunidades por el propio cansancio del adulto cuestionado ante mi insistencia). Otras veces generaban problemas: mi primer recuerdo de una confrontación con un adulto fue a raíz de mi cuestionamiento a mi maestra de tercer grado en torno a mi pregunta de porque decíamos que aquel explorador, que zarpó del Puerto de Palos y arribó a Centroamérica en 1492, "descubrió" un territorio ya extensamente habitado y en gran parte organizado por otras civilizaciones. Aquella polémica terminó conmigo en la dirección y una pregunta aún sin respuesta.

La aparición de internet propició la herramienta perfecta para responder casi de manera constante cualquier inquietud. Sin embargo, la facilidad de encontrar datos, me fueron obligando a adentrarme en misterios cada vez mas complejos, que obligan a una investigación mas profunda.

El blog surge como una forma de recopilar todo el material recavado y volcar por escrito mis experiencias en la búsqueda de historias fascinantes, personajes inverosímiles y lugares ocultos.