Pero para comprender esta dolorosa realidad, es necesario sumergirse en la triste historia de este atolón perdido en Micronesia.
La República de Nauru es el tercer estado soberano mas pequeño del mundo (sólo por detrás del Vaticano y Mónaco) y el de población mas reducida (poco más de 10.000 habitantes en sus 21 kilómetros cuadrados de superficie). Esta ubicada en el Océano Pacífico y justo (1 grado) por debajo de la línea del Ecuador.
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| Nauru. Vista aérea de la isla |
Fue poblada originalmente por tribus polinesias y micronesias, hasta ser anexionada en el siglo de XIX por el Imperio Alemán. Derrotados los germanos en la Primera Guerra Mundial, la isla pasó a estar bajo protección de la antigua Sociedad de las Naciones (siempre administrada por sus poderosos vecinos Australia y Nueva Zelanda). Como muchas islas y enclaves del Pacifico, durante la Segunda Guerra Mundial Nauru fue ocupada por los japoneses. Con el final del conflicto en 1945, los nipones se retiraron y el territorio fue nuevamente administrado por Australia, hasta que alcanzó su independencia en 1968.
Aquí es donde comienza la etapa de mayor crecimiento para la República. Una pequeña isla que generaría los mismos ingresos que algunas de las potencias mundiales.
Nauru comenzó por estos años sacar provecho de sus inmensas reservas de fosfato y guano. Para ello creó la llamada Corporación del Fosfato de Nauru, mediante la cual el Gobierno Central de la isla sería el encargado de administrar no sólo las reservas y los contratos de extracción, sino que también los descomunales ingresos que la actividad generaba.
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| Originarios. Imagen de los aborígenes nauruanos. |
Durante finales de la década del 70 la economía de Nauru, basada en la extracción del fosfato, generó remesas que dejaban a la pequeña isla del Pacifico en lo mas alto de los rankings de ingresos per cápita a nivel mundial (llegó a medirse en USD 50.000). El mundo observaba con asombro aquel enclave donde había pleno empleo, salarios altos y educación y salud gratuitos.
Sin embargo, ante el inminente agotamiento de las minas en la diminuta isla, el gobierno nauruano decide emprender una campaña de diversificación de la economía, que comprendía una serie de inversiones millonarias fuera del territorio, a fin de garantizar la rentabilidad futura de los ingresos depositados en el Fondo Fiduciario del Fosfato.
Corría a década del 80 y los primeros conflictos comenzaban a vislumbrarse. Los yacimientos comenzaban a mostrar su agotamiento y la demanda internacional de fosfato y guano comenzó a mermar. Durante estos años y como parte del proyecto de diversificación, El Gobierno de Nauru adquirió propiedades, hoteles y centros comerciales en: Fiji, India, Nueza Zelanda, Filipinas, Estados Unidos, Hawaii, Guam, Reino Unido y Australia (en donde construyó la llamada "Joya de la Corona": Nauru House, el edifico más alto de Melbourne). Convencidos de sus habilidades para los negocios, los administradores del Fondo nauruano incluso invirtieron 2 millones de libras para financiar una obra de teatro sobre la vida de Leonardo Da Vnci. El musical, estrenado en 1993, duró sólo cinco semanas en cartel y aún hoy es calificado como uno de los mayores fracasos en la historia del West End londinense.
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| Despilfarro. Imagen de la imponente torre Nauru House en Melbourne. |
Entrada la década del 90 la situación financiera de la República de Nauru era preocupante. Su ya cuestionado Gobierno comienza a desprenderse de todas aquellas propiedades para hacer frente a las crecientes deudas. Cabe remarcar que debido a sus limitadisimos recursos, la isla se ve obligada a importar prácticamente la totalidad de sus bienes de consumo. Los ingresos por exportación de fosfato cayeron a fines de los 90 a menos de USD 1 millón y los pagos por licencias de pesca en sus aguas territoriales sumaban apenas USD 3 millones anuales. Si tenemos en cuenta que el presupuesto para importación de bienes básicos era de USD 19.6 millones, nos damos una rápida idea de la profunda crisis en la que estaba sumida la isla.
Desesperados por generar ingresos, la corruptela a cargo del gobierno decide que su mejor opción es la de transformar al islote en un paraíso fiscal a mediados de los 90, pero no en uno tradicional como Suiza o las Caimán, sino en el mas liberal refugio para el lavado de dinero y la criminalidad. Miembros de la mafia rusa inundaron de dolares mal habidos los bancos nauruanos. La necesidad por entrada de divisas fue tal que la República vendía pasaportes nacionales a cualquier persona, de cualquier origen, que fuera capaz de pagar la tasa correspondiente. Este desfalco provocó que Nauru ingresara en la lista negra de naciones que favorecen el lavado de activos (integrada ya por Irán, Norcorea, Cuba, entre otros) lo que generó un bloqueo a la asistencia financiera internacional, vital para sostener su precaria economía.
En 2001, esta nación del Pacifico negoció con Estados Unidos y Australia el cierre de todas las entidades financieras en la isla, a cambio de ser eliminada de aquella lista y de recibir una nueva asistencia monetaria. Para 2004, los isleños se vieron obligados a desprenderse del último de sus bienes en el extranjero: la "Joya de la corona", el imponente Nauru House fue rematado para pagar a algunos acreedores.
Entrado el nuevo milenio, la política local implementó un nuevo método para generar ingresos. Nauru prestó su voto en la ONU, para el reconocimiento de naciones o territorios incipientes. Apoyó a la República Popular China, luego a China Taipei, a las regiones independentistas de Turquía e incluso a los separatistas prorrusos de Donetsk y Jarkov. Todos a cambio de generosas contribuciones o "ayudas humanitarias".
El último de los intentos por hacerse de dinero fresco comenzó en 2001. Mediante un acuerdo con Australia, Nauru paso a ser parte de la llamada "Solución Pacifico". Este plan otorgaba al Gobierno australiano la potestad de detener a cualquier inmigrante o solicitante de asilo en su país y a enviarlo al recientemente creado Centro Regional de Procesamiento de Nauru. Detrás de este nombre técnico se esconde ni mas ni menos que una prisión, levantada en el ya arrasado territorio de la malograda isla que, una vez mas, aceptaba entregar su soberanía a cambio de algunos millones de dólares que pudieran aliviar su profunda crisis.
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| Sufrimiento. Miles de refugiados son hacinados en el Centro de Detención de Nauru |
Junto a este lamentable acuerdo, los nauruanos aceptaron la propuesta de eliminar su ya quebrado Banco Central y aceptar como única moneda el dolar australiano.
El centro de detención de Nauru comenzó a ser duramente cuestionado desde su creación y las denuncias por violaciones, torturas y privaciones de servicios básicos se sucedieron hasta su cierre en 2007.
Sin embargo, ante la nueva crisis inmigratoria, en 2012 el gobierno aussie decidió reabrir aquel nefasto Centro. Desde entonces miles de inmigrantes que arriban a las costas de Australia, son llevados contra su voluntad a este campo, en el que permanecen de manera indefinida.
Según testimonios recogidos por Amnistía Internacional, el Centro de Detención de Nauru, carece de los servicios mas básicos, como baños y el acceso al agua potable es muy limitado. Los detenidos son alojados en habitaciones superpobladas, sin distinción de edad ni sexo. Los encargados de la seguridad (administrada por una empresa privada australiana) se comportan de manera agresiva y son miles las victimas que denuncian constantemente abusos tanto sexuales como físicos y mentales.
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| Atrapados. Miles de inmigrantes son alojados de forma indeterminada en este campo de refugiados. |
La nación mas obesa del mundo
Mi interés por esta particular isla comenzó en 2012, luego de un articulo periodístico que hablaba sobre la nación mas obesa del mundo. En efecto, Nauru es, hasta el día de hoy, el país mas obeso del mundo. 97% de los hombres y 93% de las mujeres nauruanas son obesos. El indice de personas con diabetes tipo 2 es también el mas alto del globo, con un 71% del total. La isla también ostenta el triste récord de ser el país con la mayor cantidad de muertes por problemas cardíacos y renales.
Según los especialistas, los severos problemas de salud en Nauru se deben a la combinación de dos factores determinantes. En primer lugar y como ya se dijo, se importan a la isla casi el total de los bienes de consumo. Teniendo en cuenta el aislamiento y los tiempos de viaje, es necesario que estos alimentos posean gran cantidad de aditivos y conservantes para soportar el transporte. En segundo lugar, las culturas polinesias como las que habitan Nauru, tienen por costumbre ancestral realizar una suerte de hibernación durante los meses de tormenta y bajas cosechas. Debido a la importante disponibilidad de divisas por la venta de fosfato, los nauruanos se dieron durante décadas el lujo de poder consumir a sus anchas durante todo el año, sin necesidad de restringir su dieta.
La República de Nauru es el mayor ejemplo de como una mala administración puede llevar al desastre a la mas prominente de las economías. La pequeña isla vivió durante tres décadas el maravilloso sueño de tener una fuente descomunal de ingresos. Si bien invirtieron en sectores como educación y salud, los nauruanos jamas desarrollaron ningún tipo de industria duradera, ni invirtieron sus onerosos ingresos en bienes perdurables, aquellos que les asegurarían un futuro luego del agotamiento de sus minas.
A su vez, la comunidad internacional, con Australia a la cabeza, jamas prestaron colaboración con la isla y, en cambio, se dedicaron primero a especular con el dinero de los nauruanos y mas tarde, cuando el fosfato se extinguió, a pisotear y humillar a esta pobre isla del pacifico.
Hoy, Nauru sufre las consecuencias de la corrupción y el desmanejo, auspiciado por las grandes potencias y es testigo del flagelo y la tortura a la que son sometidos miles de refugiados que huyeron de las mas horribles pesadillas en busca de un futuro para sus familias. La otrora hermosa isla presenta hoy un pasaje desolador. Una tierra arrasada por décadas de minería irresponsable.
En Nauru muchos de los refugiados corren con la misma suerte que la pobre naturaleza de la isla, que fue salvajemente ultrajada hasta dejarla exhausta.
Y todo, por unos pocos dolares...





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