sábado, 15 de octubre de 2016

Donald Crowhurst: pasión, locura y tragedia

La impresionante historia de como un singular ex-miembro de la RAF (Royal Air Force) y aficionado al velerismo, se lanza improvisadamente a la locura de circunnavegar el globo, me ha producido siempre el más profundo asombro. Adentrarse en la vida y sobre todo el final del protagonista de esta historia, es una invitación a descender a los lugares mas obscuros del subconsciente y a explorar los límites de la conducta humana y sus, a veces, trágicas consecuencias. 

Donald Crowhurst nació en 1932 en Ghaziabad, en las Indias Británicas. Tuvo una infancia tumultuosa, en primer lugar, debido al hecho de que fue criado como una niña hasta la edad de 7 años, gracias al fuerte deseo de su madre de criar una hija. En segundo lugar, su niñez se vio influenciada por la mudanza de su familia a Inglaterra y el hecho de que, debido a una mala inversión de los fondos por parte de su padre, su familia se vio sumida en una fuerte crisis financiera, que concluyó con la muerte de su progenitor en 1948. El joven Donald debió entonces abandonar sus estudios e iniciar un aprendizaje de cinco años en un Establecimiento de la RAF. En 1953 fue comisionado como piloto. Sin embargo, y por razones jamas aclaradas, sólo un año después fue dado de baja en la Fuerza Aérea y asignado al área de Mecánicos e Ingenieros. Los problemas para Crowhurst continuaron cuando, en 1956, abandonó definitivamente la Armada luego de un incidente disciplinario. 

Tras su etapa militar, se instaló en Bridgewater, donde inició un pequeño negocio de electrónica llamado "Electron Utilisation". Crowhurst creó y comercializó con cierto éxito por aquellos años un sistema de radio llamado "Navicator", que permitía a los navegantes captar las frecuencias tanto de marineros como de aviadores. Paralelamente, se involucró activamente en la política local e incluso fue elegido para el Consejo Municipal de su ciudad por el Partido Liberal.

A pesar de su relativo y momentáneo éxito, para 1968, la situación financiera de Donald y su pequeña empresa era muy delicada. Al borde de la bancarrota, el aventurero encuentra lo que creyó era la última posibilidad de salvar su empresa. El reconocido periódico Sunday Times, comenzó a organizar una carrera de yates para circunnavegar el mundo, sin escalas, con un premio para el ganador de 5.000 libras, dinero con el que Crowhurst estaba seguro que lograría salvar su malograda firma.
Donald Crowhurst, un inexperto navegante (sólo realizaba breves recorridos en bote los fines de semana), convenció a varios empresarios, sobre todo al influyente Stanley Best, de que era capaz de salir victorioso en una carrera, a bordo de un trimarán, alrededor del globo y en solitario.
El aventurero. Crowhurst posando para una revista
de la época a bordo de su barco. Septiembre de 1968
Una vez conseguidos los fondos necesarios y a pesar de la constante negativa de su esposa Clare, el marinero, con la ayuda del experto John Eastwood, construyó un trimarán en tan sólo cinco meses. El barco, nombrado Teignmouth Electron (la primera parte por la ciudad inglesa homónima que financio parte de la construcción; la segunda en honor a su casi extinta compañía), presentaba severas deficiencias. Sólo al probarlo en el agua presentó filtraciones y fallos mecánicos severos, como roturas en el generador e intermitencias en el sistema de comunicaciones. A pesar de las dificultades y ya convertido en una celebridad nacional, Crowhurst se negó a resignar su sueño y partió improvisadamente en la aventura el 31 de Octubre de 1968, último día permitido para zarpar por las reglas de la organización de la Sunday Times Golden Globe Race. Más tarde se supo que el protagonista había hipotecado incluso su casa para poder costear su expedición.


Momentos de euforia. Donald junto a su mujer Clare.
De fondo, el Tignmouth Electron. 1968
El Teignmouth Electron partió aquella mañana de Inglaterra y en seguida comenzó a presentar problemas severos. En las primeras semanas sólo alcanzaba la mitad de la velocidad prevista, por fallos contantes en el sistema de propulsión. Según la bitácora rescatada de su bote, a un mes de navegar Donald ya se otorgaba un 50 por ciento de posibilidades de terminar la carrera. Para los meses de noviembre y diciembre su situación era ya mucho mas preocupante. Muy relegado en la competencia y sin posibilidades de cruzar hacia el Pacífico, nuestro navegante toma una decisión determinante. Enfrentado al hecho de abandonar la competencia y sufrir la humillación y bancarrota que le esperaban en Inglaterra, se determina a permanecer vagando en el Océano Atlántico y comenzar a escribir, en paralelo, una bitácora falsa de sus supuestos avances y, a la vez, entregar reportes de radio erróneos y cada vez mas infrecuentes. 
Crowhurst presumía que, si llegaba en los últimos lugares de la competición, su bitácora no sería analizada con detenimiento y se asumiría, a su regreso a Gran Bretaña, que su recorrido fue veraz.

Sin embargo, sus planes se frustraron hacia mayo de 1969. Tres de los mayores competidores de la carrera se habían visto obligados a abandonar, por lo que dejaban a Donald en un supuesto lugar de privilegio para ganar la Golden Globe. Esta noticia devasto al oriundo de las Indias Británicas, pues asumió que siendo el supuesto ganador, sus anotaciones serian severamente chequeadas y su engaño sería descubierto.

Siempre según su cuaderno de notas real, para junio de 1969, el capitán del Teignmouth Electron, continuaba vagando por el Atlántico sur e incluso se había detenido en Sudamérica para realizar reparaciones (algo prohibido por las reglas de la carrera).

En este punto Donald Crowhurst comienza su deterioro mental mas pronunciado. Sus anotaciones revelan ya una profunda disociación con la realidad, llevándolo a un estado de delirio en el que comenzó a mezclar reflexiones sobre la condición humana y posibles salidas de su preocupante situación.

El Teignmouth Electron ceso las comunicaciones por radio el 29 de junio de 1969. Las entradas en el cuaderno del Capitán sumaron desde esa fecha mas de 25.000 palabras, vagas e incongruentes. La última entrada de Crowhurst en su anotador data del 1 de julio de 1969. Nunca mas se supo del aventurero británico.

El trimarán fue encontrado navegando a la deriva por el buque RMV Picardy, el día 10 de julio de 1969. Sin rastros de su capitán, se rescataron de la embarcación tres bitácoras: una de datos falsos, una de registros de radio y la ultima que contenía las revelaciones sobre el intento de engaño y las escalofriantes reflexiones que llevaron a concluir, hasta hoy, que el malogrado Crowhurst recurrió al suicidio.
Tras la noticia de la desaparición del aventurero se organizaron infructuosas búsquedas. El ganador de la Sunday Times Golden Globe Race, Robin Knox-Johnson, dono su premio de 5.000 libras a la familia del desaparecido.

El Teignmouth Electron

La ciudad de Teignmouth propuso exponer el trimarán en un museo, a fin de generar ingresos para Clare Crowhurst y su familia, sin embargo la idea nunca se materializó.
El Teignmouth Electron fue remolcado primero hasta Miami y mas tarde hacia Jamaica. Una empresa de las Islas Caimán compro finalmente la embarcación en los 70´s, para mas tarde venderlo al empresario y navegante George McDermott. 
El nuevo dueño intentó utilizar el trimarán, pero debido a su extraño diseño se vio obligado a estacionarlo de forma permanente en la playa. Sus proyectos de restaurar la embarcación jamas se llevaron a cabo.


En 2006 y luego de 35 años de abandono en la playa de Cayman Brac y de haber sido azotado por fuertes tormentas, el Teignmouth Electron, fue adquirido por un artista americano quien intentó ponerlo en forma. Sin embargo el huracán Paloma que azotó la isla en 2007 frustró sus planes y el triste celebre barco fue destruido casi por completo.
Acompañan a esta nota las ultimas imágenes obtenidas de las ruinas del Teignmouth Electron (la mas reciente data del 2011) sobre las playas de Cayman Brac.


El Teignmouth Electron luego del huracan Patricia, en 2009
Esta historia de aventura, tragedia y locura fue objeto de varias investigaciones y dramatizaciones. Recomiendo especialmente el documental Deep Water, de 2006.

La vida y obra de Donald Crowhurst quedarán para siempre inmortalizados en el inconsciente de todos aquellos quienes gustan o se lanzan a las aventuras mas extremas. También representan los peligros que comprende llevar nuestro físico y sobre todo nuestra mente, mas allá de los limites.
Resulta sin embargo muy lamentable como no se ha hecho un trabajo serio por conservar tan importante recuerdo de esta maravillosa historia como era el Teignmouth Electron, dejándolo olvidado a su suerte y condenado a la destrucción total.


Destrucción total. Imagen de los restos del trimarán en 2011.

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